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"LA TRANSFORMACIÓN DEL SISTEMA INTERNACIONAL EN ASIA-PACÍFICO", CLUB FINANCIERO GÉNOVA




El Profesor Antonio Marquina Barrio, Catedrático de Seguridad y Cooperación en las Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid, presentó su ponencia titulada “La transformación del sistema internacional en Asia-Pacífico” el pasado 22 de enero en el Club Financiero Génova. Los primeros minutos de su intervención contextualizaron la ruptura del status quo en la región, en la que especialmente ha interferido Estados Unidos durante los últimos 15 años. Sin embargo, ¿cómo ha sido este proceso? 

Con el estallido imprevisto de la Guerra de Corea, Estados Unidos tuvo que cambiar su planificación militar, empleando la mayor parte del gasto en este conflicto en detrimento de sus intereses, relacionados con la remilitarizacion de Alemania. De esta forma, con la llegada de la Guerra Fría, Estados Unidos se vio sin medios y con la necesidad de forjar nuevas alianzas. Marquina recordaba al respecto la lucha contra el comunismo, su derrota en Vietnam y el cambio en su posicionamiento con la llegada del presidente Nixon al gobierno, durante el cual se produjo un cambio evidente en las relaciones con China en la contención soviética. Tal punto de inflexión provocó que Estados Unidos tuviera que debatirse entre dar prioridad a China o a Japón. Nixon no tardaría en trazar una estrategia chinocéntrica, estableciéndose un sistema apoyado en un conjunto de pilares, militar, económico y diplomático; para formar una potencia dominante. Desde esta perspectiva se podía limitar la competencia económica de Japón como principal competidor tras la Guerra Fría. En poco tiempo, China será el principal mercado de la región asiática.

Posteriormente, durante el último mandato de Clinton, se introduciría a China en la Organización Mundial del Comercio, a pesar de la clara división que reinaba en el interior del Congreso estadounidense. “El poder de los principios del mercado y los requerimientos de transparencia de rendición de cuentas de la Organización Mundial del Comercio harían avanzar la apertura y el Estado de derecho en China” (Marquina, 2018). No obstante, la presión ejercida por los grandes comercios norteamericanos fue suficiente para llevarlo a cabo, llegando a considerar a China como socio estratégico en pleno auge económico del país. Marquina señalaba que, precisamente en esta época, Estados Unidos logró alcanzar el punto más importante del predominio militar y político de la zona. Sin embargo, esta postura cambia con la llegada de Bush al gobierno, que, alentado por la guerra contra el islamismo, ve necesario acabar con la competición entre las grandes potencias, lo que le llevaría a plantear el peligro que supone China a nivel internacional al respecto. “La Estrategia de Seguridad Nacional de 2002 consideró prioritario prevenir el surgimiento de las rivalidades entre las grandes potencias como en épocas anteriores” (Marquina, 2018). Así pues, se fortalecieron las relaciones y la interoperabilidad con socios aliados, se produjo la mejora en las relaciones con Japón e India y se incrementó la relación diplomática con China, lo que abriría un encarnizado debate entre los demócratas a partir de 2003.

Por su parte, Obama llevaría a cabo un diálogo estratégico con fines económico que terminaría siendo inservible para fomentar un clima de confianza. “A pesar de mantener Oriente Medio en el punto de mira, Estados Unidos se abriría a Asia al ser considerado centro neurálgico para el desarrollo de seguridad en la región”. Para ello, se fomentaron las relaciones fluidas con Japón, construidas bajo el temor de ver cómo China se convertía en un gigante económico. De esta forma, Estados Unidos solicitó a Japón la revisión del artículo 9 sobre el derecho de defensa colectiva en 2005. Sin embargo, el déficit comercial y las quejas por el comportamiento chino en el campo comercial siguieron creciendo, al igual que no se creó un clima de confianza para afrontar este diálogo.

Por otro lado, Corea del Sur se encontró con grandes dificultades, que partían desde la propia política interna con Corea del Norte bajo el gobierno del presidente Lee Myung-Bak. Con anterioridad “el presidente Roh Moo-Hyun fue siempre bastante displicente con la política estadounidense hacia Corea del Norte y sufrió fuertes embestidas de miembros importantes de la administración estadounidense” (Marquina, 2018). Años más tarde, en 2013, la presidenta Park Geun-Hye consolidaría nuevos alianzas, entre ellas, con Australia, que también mantenía una relación estrecha con Japón. Esta movilización permitió dejar en evidencia al Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, puesto que “la evolución en los puntos de vista había cambiado, eran totalmente distintos y esto imposibilitaba el alcance de cualquier objetivo”. Estados Unidos comenzó a hacer hincapié en este aspecto, especialmente con el desastre de la no ratificación con Trump.

No obstante, ¿por qué Estados Unidos ha acabado con el status quo? Esta ruptura se produce durante la administración Obama, en la que el presidente tomó como primera prioridad a Asia con el fin de hacer frente a la crisis económica mundial. Pero, ¿cómo lo hizo? Inicialmente, todo apuntaba a China como foco para introducirse en el resto de la región. Donald Steinberg, director de operaciones de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, se convirtió en uno de los asesores más influyentes para el acercamiento a China con el único objetivo de que ésta se convirtiera en un socio real de Estados Unidos, un objetivo inicial que pronto se olvidaría tras las reuniones del 12 de octubre de 2009, en las que pudieron corroborar que la dificultad de este interés. Es por esto que “se producirá una nueva planificación de los intereses, en cuya asesoría Steinberg ya no estará”.


 Fuente: El País (13 de julio de 2016)



En octubre de 2011 se lanza “Pivot to Asia”, que supuso un cambio muy significativo que duraría poco. El planteamiento inicial de Hillary Clinton deja a un lado a China, lo que llevaría a reconfortar a Japón al ser considerado como el centro para la estrategia asiática como parte de esa fórmula que daba prioridad a los antiguos aliados. Con las elecciones de 2012, los planes de Clinton no llegaron a ponerse en práctica con el segundo mandato de Obama, durante el cual surgirá la idea del “reequilibrio”, de búsqueda de nuevos planteamientos, en los que desaparecerán las cuestiones relacionadas con los derechos humanos para fomentar una relación constructiva y estable con China en la búsqueda de un equilibrio entre cooperación y competición. De esta forma, se recobra el chinocentrismo, pero, ¿en qué posición deja a Japón y los restantes aliados? El hecho de dejar a un lado los derechos humanos para apostar por el acercamiento a China provocó un distanciamiento con Filipinas. Por ello, “esta nueva estrategia se compuso de pequeños pasos, avances que no implicaran que Estados Unidos tuviera que llegar a tener una confrontación militar en la región”

La creación de zonas de identificación aérea o de islas artificiales (especialmente desde finales de 2013) propició una serie de disputas territoriales, como sucedió en las Spratly Islands, en donde se llegaron a crear siete islas artificiales en total. En sucesivas reuniones posteriores, se llegó al acuerdo de no militarizar dichas islas, pero se terminó incumpliendo, “excediendo las expectativas con la construcción de aeropuertos militares y nuevas instalaciones”. En cuestión de cinco años, “China ha cambiado el panorama estratégico del índico, expandiendo su dominio para preocupación de la región”. Asimismo, sus inversiones para la devolución de préstamos han provocado que países de Oriente Medio, como Afganistán o Egipto, se vean totalmente endeudados. Al respecto, Marquina destaca cómo Putin se vio forzado a crear una base aérea china al no poder hacer frente al pago, al igual que ocurrirá próximamente a Laos. Esta situación también ha llegado a Europa a través del caso de Montenegro. Estados Unidos calificó este tipo de capitalismo como un “capitalismo de rapiña”. Además de ello, frente al Banco Mundial, China ha dado vida al Banco Asiático de Desarrollo, cuya sede se encuentra en Manila, Filipinas. 


 Fuente: The Times (9 de febrero de 2018)



  Fuente: Sky News (2 de junio de 2018)



En 2015, las críticas a Obama comenzaron a ser numerosas, especialmente en lo concerniente al ámbito militar. “Había que pasar del fortalecimiento de las relaciones, la conexión entre aliados y socios y la asignación a Asia -Pacífico de las más avanzadas capacidades militares al fortalecimiento cualitativo de la postura de fuerza para conseguir el dominio del espacio aéreo y también bajo el agua, las capacidades cibernéticas, las capacidades misilísticas antibuque a larga distancia […], junto con nuevos conceptos operativos” (Marquina, 2018). En definitiva, la administración Obama no había seguido una estrategia clara y coherente para Asia-Pacífico. Para 2016 se hizo más evidente el fracaso que suponía la estrategia de “reequilibrio” por los recortes presupuestarios en defensa entre 2009 y 2015, limitando las posibilidades de afrontar esta estrategia. Pero, lo más importantes es que China seguía adelante con sus planes sin ninguna preocupación.

Para tratar de resolver las problemáticas de la península coreana, Estados Unidos se vio forzado a recurrir a China. Sin embargo, el comité militar chino tiene otros objetivos, como permitir la segunda explosión militar en la región a causa de diversos intereses internos. Estados Unidos es testigo de cómo el panorama estratégico de la zona del Índico ha vuelto a cambiar al surgir nuevos aliados para China, como Camboya, Maldivas, Pakistán, Sri Lanka, etc. Además de ello, el gobierno de Trump convirtió a Corea del Norte en el problema central. Obama ya había informado a Trump de los resultados tan ambiguos que podrían producirse con el conflicto de Corea del Norte y “la imposibilidad de hacer un ataque preventivo contra sus instalaciones, dado que en la zona desmilitarizada posee nada menos que 20 millones de habitantes que son rehenes del desarrollo experimental de Corea del Norte y sus pruebas nucleares”.

La administración Trump, marcada por su desdén por las alianzas, ya habla de reforzar valores como distintivo, creándose una línea paralela entre Estados Unidos y China. Por su parte, Marquina considera que Japón y Corea del Sur ya no aportan nada a las alianzas. Por eso mismo, se espera un diálogo comprensivo con China en busca de una nueva relación en términos económicos y de seguridad. Marquina recalca que “este diálogo económico comprensivo no funciona, pero no se actúa con firmeza”. Aunque Estados Unidos vuelve a recuperar la idea de “America First”, el conflicto norcoreano sigue como centro de atención, a la espera de que China realice su siguiente táctica. Trump ha señalado que esta potencia no ha ayudado en absoluto para resolver esta problemática, por lo que Marquina augura que, en los próximos meses, China ejerza una mayor presión sobre Corea del norte y las nuevas sanciones. En los últimos viajes del presidente estadounidense a la región asiática, ya se ha señalado una nueva visión, una estrategia que, aunque no haya sido expuesta con claridad, permite considerar a China más que una potencia competidora a nivel estratégico, sobre todo, teniendo en cuenta que “‘expoliaba’ a Estados Unidos y le utilizaba como ‘hucha’ para reconstruir el país”. Para el 30 de diciembre de 2018, se reveló la falta de interés en los acuerdos bilaterales en Asia. Incluso, “Japón se evade de los acuerdos amarrados a Corea del Sur al firmar alianzas muy distintas, dando mucho margen a la iniciativa privada sin un marco adecuado inicial”.

Marquina concluye la sesión señalando que China ya funciona con reglas muy diferentes, marcadas por su visión de mercado, del multilateralismo, de los derechos humanos o de libertad religiosa. Asimismo, “ha pasado a dominar toda la zona del Índico sin posibilidad de retroceso en una búsqueda clara de expansión”. Por tanto, “la situación es complicada y, lo más importante, todo ello va a tener una repercusión indiscutible y creciente en Europa”.



 
BIBLIOGRAFÍA

US defence secretary accuses China of 'intimidation' over militarised Spratly Islands. (2 de junio, 2018). Sky News. Recuperado de https://news.sky.com/story/us-defence-secretary-accuses-china-of-intimidation-over-militarised-spratly-islands-11392534 

Marquina A. (2018). La política de Estados Unidos hacia el Índico-Pacífico. Narrativa sobre cambios y continuidades desde la presidencia de Barack Obama a la presidencia de Donald Trump. Revista UNISCI, 48, pp. 229-341. Disponible en: http://www.unisci.es/la-politica-de-estados-unidos-hacia-el-indico-pacifico-una-narrativa-sobre-continuidades-y-cambios-desde-la-presidencia-de-barack-obama-a-la-presidencia-de-donald-trump/ 

Tang, D. (9 de febrero, 2018). China quick to fortify disputed Spratly Islands. The Times. Recuperado de https://www.thetimes.co.uk/article/china-quick-to-fortify-disputed-spratly-islands-sp85m99z9 

Vidal Liy, M. y Ferrer, I. (13 de julio, 2016). La Haya deja a China sin base legal para su expansionismo marítimo. El País, Internacional. Recuperado de https://elpais.com/internacional/2016/07/11/actualidad/1468258154_789338.html

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